AMOR ANIMI ARBITRIO SUMITUR, NON PONITUR.
Elegimos amar, pero no podemos elegir dejar de amar.

Publio Sirio

SiempreConmigo...

lunes, 16 de enero de 2017

Hombres sin mujeres. HARUKI MURAKAMI


Saul Leiter,  selfportrait, 1942


… Un buen día, de repente, te conviertes en un hombre sin mujer. Ese día sobreviene de repente, sin mediar el menor indicio o aviso, sin corazonadas ni presentimientos, sin llamar a la puerta y sin carraspeos. Al doblar la esquina, te das cuenta de que ya estás allí. Y no puedes dar marcha atrás. Una vez que doblas la esquina, se convierte en tu único mundo. En ese mundo pasan a decir que eres uno de esos «hombres sin mujeres». En un plural gélido.
Sólo los hombres sin mujeres saben cuán doloroso es, cuánto se sufre por ser un hombre sin mujer. Por perder ese espléndido viento de poniente. Porque te arrebaten eternamente los catorce años (la eternidad debe de andar alrededor de los mil millones de años).
Convertirse en un hombre sin mujer es muy sencillo: basta con amar locamente a una mujer y que luego ella se marche a alguna parte. En la mayoría de los casos (como bien sabrás), son taimados marineros quienes se las llevan. Las seducen con su labia y las embarcan deprisa hacia Marsella o Costa de Marfil. Prácticamente nada podemos hacer frente a ello. También es posible que ellas mismas acaben quitándose la vida, sin haberse relacionado con ningún marinero. Frente a eso tampoco podemos hacer nada. Ni siquiera los marineros pueden.
Sea como fuere, así es como te conviertes en un hombre sin mujer. Todo sucede en un abrir y cerrar de ojos. Y una vez convertido en hombre sin mujer, el color de la soledad va tiñendo hasta lo más hondo de tu cuerpo. Como una mancha de vino que se derrama sobre una alfombra de tonos claros…

(Hombres sin mujeres. Haruki Murakami)





Gracias, Manuel Martinez-Carrasco
;-)



domingo, 15 de enero de 2017

DEBORAH TURBEVILLE


Debora Turbeville (Boston, Massachusetts, 1932 - Manhattan, Nueva York, 2013), fue una fotógrafa de moda estadounidense cuya obra es fuente de inspiración de multitud de artistas.






Deborah Turbeville es una fotógrafa pionera en saltar de la fotografía de moda a las galerías de arte. Ha sido una de las fotógrafos de moda más importantes y reconocidas desde mediados de los 70.


© Deborah Turbeville
San Petersburgo es el lugar donde la historia ha llegado a su fin, como un tranvía inmovilizado en el hielo.
Después de hacer la imagen, la destruyo.
La idea de la desintegración es realmente el núcleo de mi trabajo.



Biografía

Su madre la describía como "una niña tímida y asustadiza". A los 19 años, con la idea de trabajar en el teatro, se mudó a Nueva York, aunque terminó trabajando para el diseñador Claire McCardell (el diseñador que puso el jersey de lana en la pasarela). En esta ciudad comenzó su carrera como editora de moda en Harper's Bazaar (1963) junto al editor de moda Marvin Israel y el equipo de fotógrafos de la revista: Diane Arbus, Richard Avedon, Hiro, …

Hizo sus primeras fotos en Yugoslavia en 1966, pero eran bastante borrosas. Se las mostró a Avedon, al que le gustaron con desenfoque y todo, y él le enseñó la técnica fotográfica. No pasó mucho tiempo para que se diera cuenta de que su corazón estaba en la fotografía, y ya no ha dejado de hacer fotos desde entonces.

Fue en esta época cuando descubrió que girando la óptica de la cámara todos los elementos se trasladaban al "mundo del desenfoque". Éste es uno de los grandes hallazgos que se le otorgan.

Como fotógrafa de moda es la antítesis de Helmut Newton; sus imágenes son "mercancía dañada" y su fotografía se asemeja a Francesca Woodman.

El trabajo que le dio renombre internacional fue el encargo Bathhouse de la revista Vogue en 1975. Las modelos aparecían apenas vestidas, lánguidas, mojadas, con una apariencia desaliñadamente kitsch, con la sensación de encontrarse en algún lugar del pasado.

En una temporada que vivió en París en los 80, salía a la calle todos los días de 6 a 8 de la tarde en plan voyeur.

Vive a caballo entre Nueva York y México y todos los años pasa unos meses en San Petesburgo (Rusia) ciudad que inspira a Turbeville como ninguna otra, y en la que ha dado conferencias y clases.

Ha trabajado para casi todas Vogue, ha hecho anuncios para Ungaro, ensayos fotográficos para Harper’s Bazaar y ha retratado a Julia Roberts para la revista del New York Times.

En 2007, viajó con su cámara por Europa, "robando" preciosas instantáneas de personas y lugares, captando "realidades" que solo ella puede ver.

Su trabajo continúa atrayendo y excitando. Los artistas jóvenes buscan su dirección, consejo, sabiduría y sus siempre jóvenes perspectivas sobre la forma en que visualiza la vida.

Ha recibido diversos premios como el Lucie, el ICP Infinity Award, el Alfred Eisenstaedt Award y el  Fashion Group Lifetime Award en fotografía de moda.


Fuente: Cada día un fotógrafo / Fotógrafos en la red



miércoles, 4 de enero de 2017

JOHN BERGER / my heart born naked



'My heart born naked
was swaddled in lullabies.
Later alone it wore
poems for clothes.
Like a shirt
I carried on my back
the poetry I had read.

So I lived for half a century
until wordlessly we met.
From my shirt on the back of the chair
I learn tonight
how many years
of learning by heart
I waited for you.'


JOHN BERGER,
And Our Faces, My Heart, Brief as Photos